PRODUCCIÓN LITERARIA DE LA GENERACIÓN DECAPITADA

 Rubén Darío

1867-1916

Nicaragüense, Matagalpa

"Azul"

¡Oh, qué bello es el ensueño del divino!

Luminoso y feliz, como un día nacido

En el país de la fantasía, el camino

Se entreabre a nuestros pies, iluminado y tibio.

 

Avanzamos alegres, en la gloria que alienta,

Llenos de vida, ebrios de luz, con la fe ardiente.

Nos rodean los campos y las flores de Oriente

Y las palmas y las naves de la raza valiente.

 

Es un gran viaje aéreo y azul que en los espacios

Mueve el iris vibrante de sus invisibles manos;

Es un eterno, un largo, un incesante paso

Por la esfera y la esfera de los cielos extraños.


Amado Nervo

1870-1919

Mexicano, Nayarit

"En paz"

Amo el amor de los marineros

Que besan y se van.

Dejan una promesa.

No vuelven nunca más.

 

En cada puerto una mujer espera:

Los marineros besan y se van.

Una noche se acuestan con la muerte

En el lecho del mar.

 

Amo el amor que se reparte

En besos, lecho y pan.

Amor que puede ser eterno

Y puede ser fugaz.

 

Amor que quiere libertarse

Para volver a amar.

Amor divinizado que se acerca,

Amor que se va.


José Asunción Silva

1865-1896

Colombiano, Bogotá

"Nocturno III"

En las noches claras,

resuelvo el enigma de las estrellas

y así contemplo, ¡oh maravilla! tu perfil

dulcemente triste.

 

Y así contemplo, ¡oh maravilla!, tu perfil

que las sombras del valle estremecido

cubren de sombra.

 

Y el alma mía,

dulcemente triste

en el rincón de la sombra que busco,

como un niño grande que se acurruca

en el regazo de su madre vieja,

sueña en los espacios de la tarde.

 

¡Sueña en los espacios infinitos!

¡Sueña en los espacios!

¡Sueña en los espacios!


Julio Herrera y Reissig

1875-1910

Uruguayo, Montevideo

"Los maitines"

Yo no sé si es la gloria que sueña un poeta loco,

Si es el sol que se oculta o es un pájaro que canta...

Pero sé que mi alma está llena de un ansia de oro

Y mis ojos no ven sino las horas santas.

 

Y me voy por las calles, por las calles serenas,

Que son de oro y de rosa como las alcobas íntimas,

Y veo a las mujeres que pasan azahares

Y aromas y esperanzas como las de una imagen.

 

¡Oh las lentas tardes que se mueren en oro,

Las tardes de los campos en que el sol se va ciego,

Y los niños le siguen con los ojos henchidos

Y en sus ojos fulgura un amor misterioso!

 

Y las noches sin fin que son como una oración,

Con las estrellas vivas, como llamas de oro,

Y en el aire la música de las torres lejanas,

Y el misterio amoroso de las sombras y el coro.

 

Y los mares de luna, con las blancas espumas

Que se bañan en oro como en una fragancia,

Y las playas desiertas, y los barcos que duermen,

Y el amor que se canta con las canciones blancas.

 

Y el día que despierta como un divino niño,

Con la risa en los ojos, con la risa en los labios,

Y el sol que viene brusco y prende los jardines,

Y llena de lujuria las mujeres y los pájaros.

 

Yo no sé si es la gloria que sueña un poeta loco,

Si es el sol que se oculta o es un pájaro que canta...

Pero sé que mi alma está llena de un ansia de oro

Y mis ojos no ven sino las horas santas.

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